miércoles, 3 de marzo de 2010

Nunca fue tan absurdo preguntar cuánto tarda el regreso, nunca fue tan inútil regresar
y dejarte mi beso, que pregunta más tonta es preguntar el momento y la hora, qué pregunta me queda por andar en la voz de su sombra, que distancia buscaba al azar
por favor, qué distancia, que rompiste mi carne en el adiós sin gritar una lágrima, cuánto tiempo será mi corazón tu latido y tu rabia, y el perfume que un sueño me dejó
con las manos calladas.

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